Los niños tienen grandes sueños. Tienen ideas, entusiasmo y no saben que, a veces, esos sueños son casi imposibles.
Se me desbordan los ojos al escribir este pensamiento inicial y, con dolor, lo admito: me pregunto el porqué del sufrimiento al menos cada dos días.
¿Alguna vez has guardado una oración porque seguir esperando era demasiado difícil?