Como madre, esposa, hermana, empresaria y amiga, tengo suficientes motivos para preocuparme: los plazos, las finanzas, la salud, las relaciones y otras presiones.
Me resulta más fácil inclinarme hacia el perdón cuando lo necesito. ¿Tú también lo has experimentado? Cuando he hecho daño a alguien, tengo un argumento bastante bueno de por qué debería ser perdonado fácilmente.
Corrí en atletismo en el colegio y siempre sentí que era un deporte individual y de equipo. Cuando me ponía en la línea de salida, sentía la presión: dependía de mí.
Perdonar es difícil. Realmente lo es. Esto se debe a que va en contra de la naturaleza humana. La naturaleza humana o el instinto suelen sugerir que si alguien nos pega, debemos devolver el golpe, con más fuerza.
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo a sus discípulos: "que vuestra luz brille ante los demás"? Hace muchos inviernos, después de cuatro o cinco pulgadas de nieve (antes de que los sopladores de nieve fueran comunes)