Es fácil ser amable, cariñoso y paciente cuando todo va bien.
Pero, ¿qué ocurre cuando estás estresado? ¿Cuando alguien te ofende?
¿Cuando has tenido un mal día y te cortan el rollo? O peor aún, cuando te tratan injustamente.
Jesús dijo que se nos conocería por nuestros frutos, de lo que desborda el corazón habla la boca.
¿Qué hay en tu corazón?
¿Qué sucede cuando estás conectado?
Cuando vives conectado al Espíritu, tu vida comienza a reflejar quién es Jesús a un mundo que lo necesita desesperadamente.
En lugar de limitarnos a hablar de amor, alegría, paz, paciencia, bondad, amabilidad y autocontrol, dejemos que el Espíritu nos llene hasta que se convierta en nuestro desbordamiento.