Somos personas complejas. Nuestros rostros sonrientes o nuestras vidas aparentemente armoniosas pueden enmascarar las capas de ansiedad, depresión y dolor con las que nos enfrentamos cada día. Tanto si experimentas ansiedad o preocupación, como si sufres una depresión que te adormece o te ha consumido el dolor, el primer paso es ponerle nombre y, a continuación, iniciar un camino de salud y plenitud. Hablemos de ello y creemos un espacio para que otros hagan lo mismo.