Muchas relaciones entre padres e hijos han sido tensas; dentro de estas relaciones tensas, hay ira, amargura y resentimiento. Sin embargo, al entregarnos a Dios, podemos sanar las heridas y reparar los vínculos.
Dios diseñó la familia para que fuera nuestra primera red de seguridad, comunidad y lugar seguro. Pero la familia no es de talla única, y las relaciones y dinámicas pueden ser complicadas. Y aunque puede ser tentador pensar que los problemas familiares no existen en la Biblia, la verdad es que a lo largo de las escrituras vemos diferentes tensiones familiares que pueden ayudarnos a navegar por nuestras propias relaciones.