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Alguna vez te has sentado en la iglesia y has pensado: No me ha gustado ese mensaje. Las luces son demasiado brillantes. Echo de menos las canciones que solíamos cantar. No estoy seguro de esa nueva iniciativa. Bueno, no eres el único, pero hay buenas noticias: ¡no todo es para ti! Aprenda cómo podemos dejar de lado nuestras preferencias para construir una iglesia que va a llegar a la próxima generación.