La adoración se asocia a menudo con el canto, pero en el fondo, es una manera de recordar lo que Dios ha hecho, darle gracias por ello, y ponerlo en exhibición mientras le damos la gloria. La adoración puede ser cantar, ¡pero debería ser más que eso! Tu forma de actuar, de tratar a los demás y de pensar pueden ser expresiones de gratitud hacia Dios.