Una noche reciente, estaba tumbada en la cama, mirando fijamente a la oscuridad. Mi mente regresaba a otra noche en la que me costó conciliar el sueño.
Respire hondo. Toma conciencia de cómo te sientes en este momento: ¿estás ansioso? ¿tranquilo? ¿Cansado? ¿Con energía?
En un momento de mi carrera, trabajé como asesora de ventas para un constructor de viviendas. Yo era la afortunada que se sentaba en las casas piloto y acompañaba a los clientes por esos modelos tan bien decorados.
¿Te has preguntado alguna vez si trato bien a los demás? Si alguien le hiciera esta pregunta sobre ti a un compañero de trabajo, ¿qué crees que le diría?
"Esta vez se va a cumplir". Me lo he dicho más veces de las que puedo contar. Lo he rezado. Lo he escrito en mi diario.
Como joven creyente, siempre parecía tener un trillón de preguntas, la mayor de las cuales era esta: "Si me llamo cristiano, ¿por qué sigo pecando?".
Me tumbé en la cama del hospital mirando el globo con la cara sonriente y brillante que contrastaba con las paredes pintadas de beige.
¿Sabías que el famoso himno "Amazing Grace" comienza con un verso de la historia del hijo pródigo?
"Necesito que reces por mí". Un correo electrónico de siete palabras que cambió mi vida para siempre. Momentos antes, había estado acurrucada en el suelo de mi estudio, llorando, sola y contemplando el final...