La fuerza de hoy

Lee Morgan, Pastor Asociado de Campus/Adoración, Huntley | 1 de enero de 2025

Se apresuraron a ir a buscar a María, a José y al niño, que estaba acostado en el pesebre. Cuando lo vieron, hicieron correr la voz sobre lo que les habían dicho acerca de aquel niño, y todos los que lo oyeron se quedaron asombrados de lo que les decían los pastores. Pero María guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.
Lucas 2:16-19


En Isaías 9:6, escuchamos la última esperanza en la profecía de Jesús. Más de 600 años después, la joven María recibió la visita de un ángel que le dijo que, siendo virgen, daría a luz un hijo, el Hijo de Dios(Lucas 1:26-38). ¿Se lo imagina? Estaba turbada, pero tenía fe. Luego visitó a sus parientes y descubrió que Isabel estaba milagrosamente embarazada de Juan el Bautista(Lucas 1:39-56), y su fe se convirtió en una profunda y permanente gratitud. En Lucas 2, cuando María contempla a Jesús acostado en un pesebre, en lugar de palabras como "preocupada" o "ansiosa" o "cómo" o "cuándo", leemos que "atesoraba" todo lo que estaba sucediendo, plenamente comprometida con el momento divino del que Dios la había hecho partícipe.

El año pasado perdimos a mi madre de una manera muy dura, y mientras reflexiono sobre los recuerdos de aquella época, también estoy procesando a mi padre, que ahora lucha contra una enfermedad crítica. De la miríada de emociones que conllevan la pérdida y la lucha contra estas cosas, quizá no sorprenda a algunos que la ansiedad sea la que más me asalte. Tantas preguntas sobre la eficacia de los tratamientos, quiénes son los mejores médicos, etc., son preguntas que provocan ansiedad sin respuestas absolutas. Hay dos astutas citas de Corrie ten Boom que nombran lo que siento como la realidad de la ansiedad y me indican por dónde empezar a calmarla:

"Preocuparse es llevar la carga de mañana con la fuerza de hoy: llevar dos días a la vez. Es adelantarse al mañana. Preocuparse no vacía el mañana de su pena, vacía el hoy de su fuerza".

"Nunca temas confiar un futuro desconocido a un Dios conocido". 

Incluso con diagnóstico, tratamiento y estadísticas, no sabemos qué pasará con mi dulce papá. ¿No son así la mayoría de las cosas de nuestro futuro terrenal? Pero creo que una de las razones por las que María atesoró ese momento con Jesús en el pesebre fue por todo lo que vio hacer a Dios antes de su nacimiento. Así que ahora puedo leer sobre la fidelidad de Dios en la historia de María, y cuando realmente reflexiono sobre la mía, puedo ver la evidencia de Su obra en un millón de pequeñas y a veces grandes maneras. Esto me anima a tener esperanza hoy y mañana.

Próximos pasos

Escuchar a Dios Mismo me ayuda a reflexionar sobre quién es Dios y cuán fiel es, y Esperanza Viva me recuerda que soy parte de la historia redentora que Él escribió para nosotros. Espero que también te ayuden a reflexionar sobre todas las formas en que Dios ha sido fiel en tus propias historias y te animen a esperar Su fidelidad en el futuro.