Su templo

Mary Olsen, escritora voluntaria, South Barrington | 6 de enero de 2025

"Mujer -le contestó Jesús-, créeme, se acerca un tiempo en que no adoraréis al Padre ni en este monte ni en Jerusalén. Vosotros los samaritanos adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero vendrá un tiempo, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad, porque ellos son la clase de adoradores que el Padre busca. Dios es espíritu, y sus adoradores deben adorar en el Espíritu y en verdad".
Juan 4:21-24

Las ovejas oyen su voz, y él llama a las suyas por su nombre y las saca.
Juan 10:3

¿No sabéis que vosotros mismos sois templo de Dios? ¿No sabéis que el Espíritu de Dios vive entre vosotros?
1 Corintios 3:16


En un reciente viaje a Japón, nuestro guía local nos explicó los rituales de los numerosos templos y santuarios repartidos por todo el país. Históricamente, el sintoísmo y el budismo son las religiones más importantes, con 8 millones de dioses de mayor o menor poder e importancia. Los seguidores visitan el santuario del dios que puede ayudarles y, a continuación, realizan una serie de rituales -incluidas palmas para despertar al dios al que suplican- con la esperanza de que el dios al que piden ayuda les oiga, les vea y sepa quiénes son. Todo ello para que, si el dios decide responder a su petición, pueda encontrarlos.  

Después de escuchar y presenciar algunos de estos rituales, muchos versículos de la Biblia resonaron en mí de una manera profunda y poderosa. La Biblia describe claramente a nuestro Dios como fuerte y amoroso (Salmo 145:20). Hay versículos que declaran que mi Dios conoce mi nombre, recoge cada lágrima que he llorado y ha contado los cabellos de mi cabeza. Mi Dios es omnisciente y nunca duerme. No sólo sabe dónde vivo, sino que siempre está al tanto de mi ubicación (Salmo 139:8). Me mira con amor paternal y conoce todas mis necesidades, sueños y deseos (Mateo 6:8). 

En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios iba al templo para adorarle y darle a conocer sus peticiones. Pero ahora, en Jesús, somos templo del Espíritu de Dios y podemos hablar con Él continuamente. No necesitamos ningún ritual ni intermediario humano para acceder a Él. Estas son ideas enormes y de peso que a menudo doy por sentadas porque las he oído durante años. Pero ahora, de nuevo, puedo regocijarme en nuestro Dios asombroso, todopoderoso e íntimo.  

Próximos pasos

La presencia de Dios solía albergarse en el templo de Jerusalén, por lo que el culto se centraba allí. Ahora, podemos adorar en cualquier lugar porque el Espíritu Santo está con nosotros dondequiera que vayamos. ¿Dónde te sientes más cerca de Dios? 

¿Sientes curiosidad por el templo y su historia bíblica? Aquí tienes una rápida y bonita animación de The Bible Project.