Cuando aparece la familia espiritual
Dan Lovaglia, Pastor del Campamento Paradise | 12 de noviembre de 2024
Así sabemos lo que es el amor: Jesucristo dio su vida por nosotros. Y nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Si alguien tiene bienes materiales y ve a un hermano necesitado, pero no se compadece de él, ¿cómo puede haber amor de Dios en esa persona?
1 Juan 3:16-17
Nunca olvidaré la montaña sorpresa de comestibles y regalos en nuestro porche aquella Navidad. Sonó el timbre, contestamos, pero no había nadie allí para dar las gracias. Aunque la tarjeta estaba firmada como "amigo invisible", supimos al instante que alguien de la iglesia se había preocupado lo suficiente como para servir a nuestra familia en apuros.
Por aquel entonces yo estaba en el instituto. Mi madre y mi padrastro hacían todo lo posible por salir de una crisis económica y de salud. Mi hermanastro y yo sabíamos que las cosas iban mal, pero solo podíamos adivinar cómo podría afectar este contratiempo a las fiestas. La inclusión de aperitivos, ropa y juegos aptos para adolescentes nos alertó de que había alguien cercano, con los oídos puestos en el cielo y en nuestra situación.
Es conmovedor cuando una familia espiritual decide bendecir a un familiar necesitado. Las expresiones de sacrificio tangibles del amor de Dios llegan muy lejos. Cuando era adolescente, quedé marcado de por vida porque mis amigos se desvivieron por mi familia. El Espíritu Santo les empujó a amar a sus hermanos y hermanas, y dijeron que sí. Ahora, cada vez que leo pasajes como 1 Juan 3:16-17, me viene a la mente su ejemplo.
La familia que intervino en nuestra situación no entregó literalmente su vida para amar como Jesús, pero sí lo hizo su corazón. Decidieron tomarse en serio la Palabra de Dios dando voluntariamente algo valioso a alguien necesitado. En lugar de mirar hacia otro lado o simplemente ofrecerse a rezar por nosotros, invirtieron tiempo, dinero y atención. Y yo diría que lo que gastaron valió cada centavo a los ojos de Dios.
Al final descubrí la identidad de nuestro amigo invisible y les di las gracias. Nunca se nos pasó por la cabeza que el amor de Dios no estuviera en ellos antes, pero después de que se ofrecieran a servir, nuestra familia supo con certeza que sí lo estaba.
Próximos pasos
¿Por quién estás agradecido porque te mostró el amor de Dios de una manera práctica? ¿A quién en la iglesia o en tu grupo pequeño quiere el Espíritu Santo que sirvas de manera sacrificada y tangible? A medida que se acercan las fiestas navideñas, decida por adelantado invertir tiempo, dinero y atención en al menos un hermano o hermana necesitado.