Haz sitio en la mesa

Dan Lovaglia, Pastor del Campamento Paradise | 28 de noviembre de 2024

Sólo hay un Legislador y Juez, el que puede salvar y destruir. Pero tú, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?
Santiago 4:12


El Día de Acción de Gracias puede ser agridulce. Es un momento de reflexión y reconexión. Y con ello viene el reconocimiento (o la evitación) de los altibajos, las risas y las lágrimas, la alegría y la tristeza del año anterior. Si a eso le añadimos las personas, personas perfectas que rara vez se ven o se sientan cerca unas de otras, nunca se sabe cómo pueden ir las cosas.

Si tu familia es como la mía, se parece menos a un árbol y más a una hilera de arbustos con enredaderas entrelazadas. Recuerdo una comida de Acción de Gracias con los padres de mi mujer, hermanos mayores y una sala llena de parientes que prometía ser más tensa de lo habitual. Les ahorraré los detalles, pero ese año ocurrieron muchas cosas: matrimonios difíciles, padres ancianos, pérdidas de trabajo, problemas de salud y más (¡sí, más!). La paciencia, el perdón, el amor y la franqueza de casi todos se pusieron a prueba. Varios tenían opiniones firmes sobre quién tenía razón en múltiples frentes, aunque no se dijera nada públicamente. Y así, como cada Acción de Gracias, nos presentamos, tomamos asiento y nos inclinamos para ver cómo se desarrollaban las cosas, si es que no se deshacían.

Resulta que, en lugar de miradas de soslayo y puñetazos bajo el cinturón, todo el mundo decidió hacer sitio en la mesa. No era la primera vez que comíamos juntos el Día de Acción de Gracias en un restaurante en vez de en casa de un pariente. De alguna manera, reunirnos desde el otro lado del mundo hacía que nuestras reuniones fueran más agradables. Y este año en particular, me encontré a mí mismo y a otros pasando de una mesa a otra durante la tarde para reencontrarnos con parientes de nuevas maneras. Vimos cómo se reparaban, se construían o, al menos, se ponían a prueba puentes interpersonales. En lugar de permitir que un aire de juicio dominara la sala, nuestra mezcla de familias eligió ese día la relación por encima de tener razón.

Tener un plan para comprometer tu corazón de una manera sana y que honre a Dios puede marcar una gran diferencia, tanto en el Día de Acción de Gracias como en el resto de las fiestas. Santiago 4:1-12 es un pasaje poderosamente convincente, un fuerte llamado para que usted y yo elijamos la humildad en lugar de señalar con el dedo. Hoy, no te encierres en ti mismo ni busques pelea con alguien que consideras tu enemigo. Hagamos sitio en la mesa a quien Dios nos envíe, elijamos escuchar, amemos con gracia y veamos qué ocurre.

Próximos pasos

Proverbios 16:24 dice: "Las palabras amables son un panal de miel, dulce para el alma y cura para los huesos. "Puedes mejorar la comida de hoy comunicando hospitalidad en lugar de juicio. ¿Cómo pueden tu lenguaje corporal y tus palabras hacer sitio en la mesa para cualquiera a quien Dios dé la bienvenida?