Contar una historia mejor

Lindsey Zarob, gestora de contenidos, Central Weekends | 28 de octubre de 2024

Ya que hemos sido justificados por su sangre, ¡cuánto más seremos salvados de la ira de Dios por medio de él! Porque si, siendo enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, ¡cuánto más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida! No sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos recibido la reconciliación.
Romanos 5:9-11


Si alguien le corta el paso en el tráfico, ¿cuál es su respuesta típica? Si tienes hijos y has tenido que esperar en la temida cola del colegio para que un padre se abalance sobre la larga fila de coches de la calle y coja a su hijo, ¿cómo te sientes? Cuando pasa por el control de seguridad del aeropuerto y el tipo que tiene delante no para de pasar por el detector de metales -primero por su reloj, luego por su cinturón, luego por los objetos que lleva en los bolsillos-, ¿siente que la frustración aflora rápidamente?

Podría nombrar un sinfín de situaciones de nuestra vida cotidiana que nos ponen a prueba. Pero ya me entienden. ¿Qué hacemos en estas situaciones? En los días buenos, las dejamos pasar. En los días mediocres, pueden empujarnos aún más por el camino de la ira. En los días en los que ya llevamos un tiempo por ese camino, son precisamente estas situaciones las que pueden hacernos caer en una ira injustificada, ¿no es así? 

Es entonces cuando necesitamos una perspectiva celestial. Necesitamos que se nos recuerde que una vez fuimos enemigos de Dios, y que sólo a través de la muerte de nuestro perfecto Salvador hemos sido invitados a la hermosa historia de Dios. Es una historia de amor, redención, reconciliación, cuidado y esperanza. Cuando aún éramos pecadores, cuando no merecíamos otra cosa que la muerte, Él hizo el sacrificio definitivo para que estuviéramos con Él, y no sólo por la eternidad, sino aquí y ahora. Él ha escrito una historia mejor para nosotros. 

Así que quizá nuestra respuesta a esos escenarios irritantes y frustrantes sea participar en la narración de una historia mejor. Si Dios nos ha dado una nueva, quizá nuestra respuesta sea hacer lo mismo. 

Cuando un coche te corte el paso en un atasco, intenta decirte a ti mismo que tal vez se esté dando prisa porque la gestión del tiempo es un problema serio y ahora su trabajo está en juego. Cuando un padre te corte el paso en el colegio, piensa que tal vez se trate de una madre que trabaja fuera de casa y se ve obligada a recoger a su hijo entre reuniones que no puede programar. Tal vez el tipo del aeropuerto está intentando reconciliarse con un hijo adulto al que no ha visto en años y es la primera vez que vuela, un esfuerzo monumental. 

Próximos pasos

Contar una historia mejor humaniza a los que nos ofenden y nos ayuda a crecer en empatía, un componente crítico de la pacificación efectiva. Esta semana, presta atención a cómo te sientes cuando (inevitablemente) alguien te ofende y practica cómo contar una historia mejor. Anota mentalmente -o mejor aún, escribe- lo que sentiste al hacerlo. Quizá esto se convierta en un nuevo hábito.