Cuando lo igual no cuadra

Dan Lovaglia, Pastor del Campamento Paradise | 11 de septiembre de 2024

Quien oprime al pobre desprecia a su Hacedor,
pero quien es bondadoso con el necesitado honra a Dios.
Proverbios 14:31


Hace varios años, tuve una conversación muy alentadora con un amigo de la zona oeste de Chicago. Hablábamos de la vida en la ciudad, en particular de sus experiencias y las de su familia en una comunidad de ingresos mixtos y escasos recursos. Su fidelidad a las personas que conoce y a las que no conoce siempre me conmueve. Sirve. Plantea preguntas difíciles. Aboga. Llora por y con la gente. Pide apoyo. Se ensucia las manos. Pide con humildad y valentía a los demás que hagan lo mismo. Y nunca se rinde por el Evangelio o por los pobres de su barrio.

Lo que no mencioné más arriba es que mi amigo es negro, y yo soy blanco. Tampoco mencioné que él es pastor, y yo también. ¿Por qué? Cuando se trata de igualdad, no necesito señalar estos detalles. Mi amigo y yo somos distintos y diferentes, pero a los ojos de Dios ambos somos sus hijos, iguales en el reino de nuestro Padre celestial, independientemente de dónde vivamos o del color de nuestra piel. Durante nuestra conversación, hablamos de la reconciliación racial, y él me hizo saber amablemente que no estamos enfrentados y que no necesitamos reconciliarnos. Pero también hablamos de que ninguno de los dos está libre de culpa cuando la igualdad no cuadra a nuestro alrededor, especialmente como seguidores de Jesús.

Cualquiera que crea que todo el mundo es igual puede pasar por alto Proverbios 14:31 fácilmente. Es decir, yo no oprimo activamente a los pobres ni empujo a la acera a los necesitados. ¿O sí? Estar con mi amigo, pasear por sus calles, conocer a sus vecinos y ver su mundo más a través de sus ojos que de los míos siempre me ayuda a reconocer la diferencia entre igualdad y equidad. Que seamos teológica y legalmente iguales no significa que tengamos los mismos recursos, privilegios y opciones a este lado del cielo. Por eso, cuando la igualdad no cuadra, tengo la responsabilidad de apoyarme en Cristo e intervenir en la tierra.

Próximos pasos

Hoy, tú y yo tendremos innumerables oportunidades de ver a las personas como Dios las ve, y de notar dónde la bondad piadosa puede superar la opresión. Si estás dispuesto, este reto requiere una mirada perspicaz y una mano generosa. ¿Te unirás a mí en la búsqueda de lo que no cuadra y en la defensa de la equidad? Me pregunto a quién nos guiará Dios para que sirvamos hoy.