Hora de rezar

Ed Miskovic, Escritor Voluntario, Huntley | 26 de agosto de 2024

Y orad en el Espíritu en toda ocasión con toda clase de oraciones y peticiones. Con esto en mente, mantente alerta y sigue orando siempre por todo el pueblo del Señor.
Efesios 6:18

Orar continuamente.
1 Tesalonicenses 5:17


En el instituto teníamos una biblioteca diminuta. Libros gruesos y pesados se amontonaban en estrechas estanterías de madera. Mi vista se fijó en el título de un viejo libro que estaba fuera de mi alcance en el estante superior. Sus letras doradas eran tenues, apenas legibles. Con las gafas puestas, sólo pude distinguir una parte del título: " Conócete a ti mismo". Este aforismo de conocerme a mí mismo se apoderó de algún modo de mi imaginación y, con el tiempo, se convirtió en un principio rector en cada época de mi vida.

¿Es usted aficionado al mindfulness, como muchos? La atención plena es una forma de conocerse a uno mismo. Prestar atención al cuerpo, las emociones, la actitud, la autoconversación, la respiración, los patrones de movimiento, la nutrición, etc., ayuda a hacer más evidente la necesidad de rezar. El conocimiento de uno mismo permite rezar con frecuencia.

En los versículos de la Escritura de hoy, se nos pide que oremos continuamente. "Rezar siempre" puede parecer algo difícil de conseguir. Para ello, las tradiciones litúrgicas sugieren rezar a lo largo del día en momentos concretos. Por ejemplo, muchos rezan por la mañana, al mediodía y por la noche. Hacer esto nos recuerda que debemos crear el hábito de hablar con Dios con frecuencia, pero sin llegar a "rezar siempre".

Pensemos en Jesús y en su conciencia de sí mismo. En Getsemaní, presa de un profundo temor por lo que iba a suceder, rezó para que no tuvieran que crucificarlo (Mateo 26:36-44). Jesús compartió el dolor de un amigo muerto y rezó antes de resucitar a Lázaro de la tumba (Juan 11:38-44). Después de predicar a una gran multitud, se fue a estar solo para orar (Marcos 6:45). Cuando era consciente de sus emociones y sentimientos físicos, en tiempo real, Jesús oraba. 

Al aplicar la máxima "Conócete a ti mismo" (autoconciencia, mindfulness), reconocerás los momentos en los que te falta fuerza, necesitas protección, guía o sabiduría. Reza en el momento de tus necesidades cotidianas. Del mismo modo, cuando estés a la altura de la tarea que tengas entre manos, o te sientas en paz o alegre, una oración de agradecimiento brotará de tu corazón. Encontrarás tiempo para rezar.

Próximos pasos

¿Cuánto rezas? ¿Te parece que limitas tus oraciones a ciertos lugares o momentos? Por ejemplo, en tu diario de oración o a primera hora de la mañana. Reflexione sobre cuándo reza más y considere qué otros momentos del día podría añadir al hábito de la oración. Con el tiempo, lo más probable es que la oración se convierta en algo natural y que, aunque el ritmo que te resulta más cómodo siga formando parte de tu rutina, te des cuenta de que lo haces más a menudo y por reflejo más que por obligación.