Se trata de tener el control

Lindsey Jodts, Pastor de Grupos y C&J, South Barrington | 5 de agosto de 2024

"Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la tierra de la esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí".
Éxodo 20:2-3

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". La segunda es ésta: Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. No hay mandamiento más importante que éstos".
Marcos 12:30-31


Siempre he sido planificadora. Cuando viajo, hago listas. Tengo hojas de cálculo preparadas para cualquier evento que planeo. Cada mañana planifico mi día con el calendario, la lista de tareas y la bandeja de entrada del correo electrónico. Incluso planifico las comidas de cada semana antes de ir a la tienda (¡realmente ahorro dinero y tiempo!).

Con tantas cosas planeadas de antemano, casillas marcadas y detalles organizados, ¿por qué, entonces, sigo luchando con tanta ansiedad? 

Porque no se trata de ser organizado. Se trata de tener el control. Y me doy cuenta de que no soy el único que busca eso.

Cuando Adán y Eva tomaron y comieron en el jardín, no sólo estaban tomando decisiones irreflexivas, sino que intentaban controlar la forma en que veían el mundo. Experimentaron la perspectiva providencial de Dios y, en lugar de confiar en ella, intentaron reclamar el control. 

Las Escrituras cuentan una historia tras otra de cómo los israelitas vagaban por el desierto desconfiando de la provisión de Dios: hacían altares de oro, lamentaban no haber salido nunca de la esclavitud y temían la ira de los gigantes. Todo ello demostraba una falta de confianza en el liderazgo de Moisés y en la provisión de Dios. En medio de estas historias, Dios da una solución clara: No tendréis otros dioses delante de mí. 

Dios les dio una comunidad de casi un millón de personas. Tenían líderes fuertes y alimentos que caían del cielo. Vieron cómo brotaba agua de las rocas y cómo los mares se partían en dos. Y aún así, buscaron el control para sí mismos. 

Cuando Jesús enseñó a multitudes de miles de personas ansiosas y dolidas, compartió el mismo mensaje que dio a los fariseos controladores y hambrientos de poder: Ama al Señor tu Dios por encima de todo, y ama también a todos los demás. 

El mensaje de los seguidores de Jesús, de los israelitas errantes y de la pareja del huerto gira en torno a una cosa: ¿a quién buscamos para que nos controle? ¿Dónde buscamos la sabiduría? ¿Confiamos en nosotros mismos o dejamos que Dios, el Creador de todas las cosas, la Fuente de todo poder y el Dador de toda sabiduría, tenga el control?

Próximos pasos

¿Dónde te aferras al control? Dedica unos minutos a hacer una lista de los lugares de tu vida en los que te falta confianza y te aferras al control, y luego haz este ejercicio de oración: Reza sobre cada uno de los puntos de la lista. Empieza por nombrarlo ante Dios. Luego, mientras piensas en ello, aprieta los puños con fuerza, luego relájalos y ábrelos. Visualiza que tus oraciones son liberadas de tu control y entregadas a Dios.