Prosperidad espiritual

Lee Morgan, Pastor Asociado del Campus, Campus Huntley | 5 de julio de 2024

Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará qué camino tomar.
Proverbios 3:5-6 (NTV)


Cuando tenía 15 años, reflexionaba sobre un avivamiento de tres días en mi iglesia: una poderosa efusión de adoración, predicación, oración y comida del evangelio sureño. En el tranquilo espacio de mi habitación, sin nadie más alrededor, recuerdo haberme dado cuenta por primera vez de que quería obedecer a Dios porque lo amaba y quería servirle por gratitud por haberme salvado, no por miedo a las consecuencias de mi incredulidad. Confesé mi pecado y profesé mi amor por Dios de una manera nueva esa noche. La euforia y la libertad que sentí en ese momento fueron algo que nunca antes había sentido ni he sentido desde entonces. De hecho, dije en voz alta: «Estoy listo para estar en el cielo hoy». No tenía miedo. Oré para sentirme siempre así, pasara lo que pasara.

La sensación de no tener miedo y desvincularme de este mundo solo duró un instante. A la semana siguiente, volví a enfrentarme a mis circunstancias y a sentirme necesitada, con miedo y esperando la ayuda de Dios.

Fue una lección difícil: Dios puede hacer cualquier cosa, pero eso no significa que lo hará. Creo que nuestra prosperidad física —buenos sentimientos, riqueza, salud, circunstancias— no siempre es el resultado de elegir seguir a Jesús. Con el paso de los años, perdí personas, perdí relaciones, lidié con dificultades económicas y enfrenté algunos diagnósticos de salud, tanto míos como de mis seres queridos. Pero puedo mirar atrás y ver la provisión de Dios, aunque no siempre fue lo que esperaba o planeaba. Terminé en lugares y situaciones que nunca habría elegido si no hubiera enfrentado desafíos que me conmovieron. Y, sin embargo, terminé justo donde debía estar. Él es fiel, impredecible.

Josué 1:9 (NTV) dice: «Este es mi mandato: ¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes. Porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas».

¿Siempre me siento fuerte y valiente? No. ¿Siempre siento que entiendo por qué? No. Pero en el fondo, sé que siempre amaré a Dios y elegiré creer que Él está conmigo y a mi lado. No siempre prosperidad física, sino una vida de prosperidad espiritual. 

Próximos pasos

  • Reflexiona sobre los desafíos que has enfrentado en tu vida. ¿Ves la provisión de Dios?
  • Si estás en medio de un desafío, te animo a mantenerte firme si puedes, y mientras oras por lo que más necesitas, ora también para que la voluntad de Dios para tu vida se vuelva clara.
  • Se necesita una confianza increíble para poner lo más preciado de tu vida en manos de Dios. Él es fiel. Esta vieja canción, " Él siempre ha sido fiel" , me ayudó a superar una de las pérdidas más difíciles, y últimamente, la canción " La bondad de Dios " me recuerda que Él todavía me ayuda a superarlo. Espero que también te anime.