Bondad sin filtros

Anokina Shahbaz, escritora voluntaria, Huntley | 5 de junio de 2024

Una vez a salvo en tierra, descubrimos que la isla se llamaba Malta. Los isleños nos mostraron una amabilidad inusitada. Encendieron un fuego y nos acogieron a todos porque llovía y hacía frío.
Hechos 28:1-2

Sed amables y compasivos unos con otros, perdonándoos mutuamente, como Dios os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesios 4:32


El dolor era real. Ya sabes, un zapato nuevo que intentas estrenar caminando con él, pero que te aprieta demasiado. Empezó rozando el talón y rápidamente se convirtió en piel rozada que empezó a pelarse. Mi pobre sobrina adolescente. Su familia nos visitaba por primera vez en Chicago y estábamos paseando por el lago Michigan. Les había advertido a todos que llevaran calzado cómodo porque habría que caminar mucho. Aunque mi sobrina había traído zapatillas de tenis, eran nuevas y ahora cojeaba del dolor.

Disminuimos el ritmo y nos tomamos descansos. Las mujeres del grupo buscaron en sus bolsos una tirita y no encontraron nada. Justo cuando mi sobrina se disponía a quitarse los zapatos y caminar con los calcetines puestos, pasó una mujer, la vio dolorida y se detuvo para ofrecerle una tirita. Acudió al rescate en el momento perfecto. No fue exactamente "una amabilidad inusual", pero me conmovió inusualmente este gesto amable de una extraña. Aunque para ella no fue gran cosa, tuvo un gran impacto en mi sobrina, que pudo moverse sin dolor el resto del día. 

"En un mundo en el que puedes ser cualquier cosa, sé amable", dice el refrán. Parece sencillo, ¿verdad? Y, sin embargo, a menudo luchamos con un llamamiento tan directo. Hemos complicado la amabilidad, sometiéndola a un sinfín de filtros antes de extenderla. "¿Y si se ofenden? "No tengo tiempo"."No es asunto mío". 

El Dios al que servimos no está por la labor de filtrar nada. Sus mandamientos son claros: "Sed bondadosos y compasivos unos con otros, perdonándoos mutuamente" (Efesios 4:32). "Amad a vuestros enemigos, hacedles el bien... sin esperar nada a cambio" (Lucas 6:35). "No devolváis a nadie mal por mal. Procura hacer lo que es justo a los ojos de todos" (Romanos 12:17).

Seamos radicales en nuestra bondad, quizá hasta el punto de llamarla "inusual". Si nuestra intención es glorificar a Dios sirviendo a los demás, ningún acto de bondad es demasiado pequeño o insignificante. Todo importa y Dios lo ve. Él puede tomar lo poco que ofrecemos y asegurarse de que tenga un impacto profundo. Todo lo que tenemos que hacer es presentarnos y participar voluntariamente en su plan redentor para sanar el mundo. Y no está de más llevar algunas tiritas, por si acaso. 

Próximos pasos

  • Tómate un tiempo para reflexionar y buscar la guía de Dios sobre si filtras o no tu bondad hacia los demás, y por qué.
  • Piensa en un acto de bondad "inusual" que puedas hacer esta semana.