Reflexiones desde Malawi

Stephanie Haugen, Pastora Asociada del Campus, South Barrington | 4 de junio de 2024

"Esto es amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Queridos amigos, puesto que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamás a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se realiza plenamente en nosotros."
1 Juan 4:10-12


Hace unas semanas, mi marido y yo visitamos a los socios de Willow en Malawi, uno de los países con menos recursos de África. Fue un viaje increíble. Vimos de primera mano el fruto de años de amistad y conexión que nuestra iglesia ha tenido con los seguidores de Cristo y las iglesias de allí. 

Conocimos a grupos de malawianos que se aman profundamente -se reúnen en grupos de 8 a 12 personas para rezar, leer la Biblia y celebrar el culto varias veces a la semana- y se ayudan unos a otros cuando tienen necesidades prácticas de forma extremadamente tangible. 

Escuchamos la historia de una familia cuya casa tenía un agujero en el tejado de chapa y cómo su pequeño grupo se presentó para repararlo. Todos los miembros del grupo se esforzaron por ahorrar dinero para comprar los materiales necesarios y dedicaron su tiempo a reparar el tejado. Cuando uno de los niños se puso muy enfermo, el grupo reunió dinero para comprar la medicina que tanto necesitaba. 

Otro grupo, formado exclusivamente por mujeres, hornea pan de plátano para ayudar a sus familias. Trabajan en equipo: recogen los plátanos, compran el material de panadería, hornean el pan, lo venden y comparten los beneficios con las familias hambrientas y sin techo que viven a su alrededor.

El amor sacrificado de Cristo que observamos en Malawi fue impresionante. El versículo de hoy en Juan dice: "A Dios nadie lo ha visto jamás; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se completa en nosotros." Fue hermoso "ver" a Dios a través de los poderosos actos de sacrificio que nuestros hermanos y hermanas seguidores de Cristo estaban viviendo. Era claro y convincente. 

No importa en qué parte del mundo te encuentres, nuestro amor mutuo como el de Cristo se expresa de manera poderosa, entre nosotros y también hacia las personas que nos rodean y que aún no le conocen. 

Próximos pasos

  • Dedica un tiempo a leer despacio 1 Juan 4:7-21, que es el capítulo de la Biblia dedicado a "los unos a los otros". En él se explica el gran amor de Dios por nosotros, y cómo nos sirve de modelo para amarnos los unos a los otros. 
  • Con tu grupo, determina cómo puedes amar bien viviendo el ritmo de "servir" este verano. ¿Cuáles son las necesidades de las personas de tu grupo? ¿Quizá en tu comunidad local?