El proyecto de Dios
Ed Miskovic, Escritor Voluntario, Huntley | 16 de abril de 2024
Esto sí lo sé: El Señor da la victoria a su ungido. Le responde desde su santuario celestial con el poder victorioso de su diestra. Unos confían en carros y otros en caballos, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor, nuestro Dios.
Salmo 20:6-7
Si el Señor no vigila la ciudad, en vano velan los guardias.
Salmo 127:1
Aplausos atronadores. Afirmaciones de pie. Con la producción de un semidiós, el hombre del traje a rayas animó la reunión de agentes de seguros de vida. Era el autor de Dios, te daré todo el crédito... y me llevaré todas las comisiones: Cómo cumplir con tu fe. Tu trabajo. A ti mismo. Treinta años después, no pude encontrar mi ejemplar, pero recordaba lo suficiente el título como para buscarlo en Google. Su mensaje, al menos la parte sobre dar todo el crédito a Dios, se me quedó grabado.
Lo que me impresionó entonces, y lo sigue haciendo hoy, es la forma en que relacionó el papel de Dios en la consecución de una fenomenal producción de ventas. El público se regocijó con él mientras expulsaba metafóricamente la resistencia del mercado y de las ventas como si fueran demonios.
Me recuerda que si Dios está detrás del proyecto, éste se mantendrá. No confiamos únicamente en nuestros esfuerzos.
Tal vez recuerdes cuando Jesús envió a setenta y dos discípulos de dos en dos para ir delante de él y predicar la buena nueva de que el reino de Dios está cerca. Les dijo: "No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias" (Lucas 10:1).
Como el título del libro, Dios, te daré todo el crédito..., los setenta y dos regresan a Cristo e informan con alegría: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Ellos atribuyen sus milagros al nombre de Jesús. El dice, "Yo les he dado autoridad," en otras palabras, el poder milagroso de Dios.
Los setenta y dos ejemplifican las verdades que se encuentran en los dos versículos de hoy. Nos recuerdan que debemos confiar en Dios como ellos. "Confiamos en el nombre de nuestro Señor, nuestro Dios" (Salmo 20:6).
Los setenta y dos conocían su propósito; su plan les fue dado por Cristo. Se les dijo que no confiaran en sus propias fuerzas y tuvieron "éxito" en vivir según la voluntad de Dios.
Hagamos lo mismo y seamos más conscientes de la presencia milagrosa de Dios en todo lo que hacemos. Primero busca y luego sigue su voluntad. Seamos conscientes de que "Si el Señor no vela sobre la ciudad, en vano velan los guardias" (Salmo 127:1).
Próximos pasos
Lee Lucas 10:1-20. Luego, considera la posibilidad de dedicar tu próximo proyecto a la mayor gloria de Dios. Antes de actuar, busca la voluntad de Dios a través de la oración, quizás ayunando, tal vez pidiendo consejo a otros, y siguiendo al Espíritu en cada paso. Observa y verás lo que sucede.