En este blog, algunos de nuestros empleados han escrito sobre sus propias experiencias al procesar su fe y cómo llegaron a la conclusión de que Dios es real.

Andy Moss

¿Es real el árbol del bosque? ¿Existe el sándwich en mi plato? 

La mayoría de nosotros responderá con confianza a estas preguntas sin pensarlo mucho. Tenemos todas las pruebas que necesitamos.

Algunas personas responden de forma similar a la pregunta "¿Es Dios real?". Responden "sí" o "no" sin dudar ni dar explicaciones: creen o no creen. 

Sin embargo, explorar la cuestión requiere vulnerabilidad y valor: es difícil. 

¿Has sentido alguna vez la presión de creer lo que todos los demás piensan? ¿O te sientes confundido cuando la gente te dice que Dios puede ser quien tú quieras? ¿Te sientes impulsado por la necesidad de pertenecer a a un grupo?

Le animo a resistir la tentación de resolver rápidamente la tensión entre los argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios. La integridad y la autenticidad dependen de una investigación exhaustiva. 

Necesitamos algo más que la fe en la fe.

Crecí en una familia cristiana. Sin embargo, tardé mucho tiempo en poder responder con seguridad a la pregunta: "¿Es Dios real?". Y, eso está bien.

Muchas grandes personas con grandes mentes han comprometido sus vidas para encontrar una respuesta a nuestra pregunta. Y tú te has unido a ese grupo de indagadores. Algunas de esas "grandes mentes" me ayudaron en mi búsqueda de la verdad. He aquí algunos pensamientos que alimentaron mi curiosidad y reforzaron mi confianza, por si te interesa.

En primer lugar, llegué a la conclusión de que el mundo naturaly nuestra exploración a través de la ciencia, apuntan a Dios como el Diseñador y Creador. ¿Están siempre de acuerdo todos los científicos y todos los cristianos? No. ¿La ciencia ayuda nos ayuda y desafío a comprender cómo creó Dios el universo? Yo creo que sí.

En segundo lugar, me convencí de que nuestro sentido moral y el deseo de ayudar a los necesitados no son simplemente el resultado de una educación o una formación. Al fin y al cabo, hacer lo que es verdadero y bueno suele tener un coste personal. ¿Por qué molestarse? Porque nuestra conciencia y nuestro sentido del bien y del mal son reflejos imperfectos del Dios que nos creó.

-> ¿Hay luz en la oscuridad? Descubra cómo el que creó la luz, sigue dándonos luz, incluso en los momentos más oscuros.

También me han resultado útiles otras preguntas que invitan a la reflexión. He aquí algunos ejemplos. ¿Por qué deseamos el cielo -algo que ninguna persona viva ha experimentado- si no existe? ¿Cómo se explican los milagros de los que hablan las personas íntegras? ¿Qué explicación tienen las experiencias religiosas de las personas a lo largo de la historia y en todo el mundo?

Y así, volviendo a nuestra pregunta, "¿Es Dios real?" ¿Qué opinas?

Antes de terminar, planteemos una última pregunta: "¿Qué prueba le convencería de que Dios existe?" Me arriesgo a decir que el hecho de que Dios venga a la tierra a vivir entre nosotros satisfaría su curiosidad. Ojalá...

Y sin embargo, eso es exactamente lo que hizo Dios. Jesús pasó alrededor de 33 años en esta tierra: completamente Dios y completamente humano. Dios confinado en el tiempo y el espacio, su vida registrada en la historia humana, interactuando con nosotros de una manera que podemos entender.

Por lo tanto, no sólo creo que Dios existe. Creo que se le puede conocer. Y entonces descubrimos... bueno, ese es el tema para otra conversación.

Escrito por Andy Moss, antiguo Director de Aprendizaje y Desarrollo de RRHH, Willow Creek 

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Liz Schauer

Desde el viejo y chirriante pupitre de la tercera fila, incliné la cabeza mientras observaba a un profesor voluntario de CCD (educación católica eclesiástica) dibujar una manzana en una pizarra. Intentaba explicar la "trinidad": Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres pero uno. Levanté la mano: "¿Pero cómo lo sabes?". A pesar de ser relativamente tímido, rara vez lo era para hacer preguntas, y en este caso, necesitaba saber: ¿Dios es real? 

Salí de esa clase de quinto grado y me alejé de la fe, cancelando mis planes para la confirmación. Incluso cuando tenía doce años, no podía conciliar lo que me decían que creyera -que Dios es bueno, amoroso y bondadoso- con lo que realmente experimentaba: una vida de abandono, abuso y dolor. 

Durante los cinco años siguientes, me convertí en un duro crítico del cristianismo. Pensaba que los chicos del "club de Jesús" lo negaban, buscaban un escape emocional o simplemente eran ignorantes. Me burlaba habitualmente de cualquiera que dijera que era "religioso" o que "tenía una relación con Dios". Sencillamente, era imposible.

Y entonces, en el segundo año de instituto, conocí a Brad. Lo que empezó como un flechazo (que nunca llegó a nada) se convirtió en una amistad y luego en una invitación: Un grupo de personas iba a pasar el rato en su casa y a hacer una búsqueda del tesoro fotográfico. Motivada por el deseo de impresionar, dije que sí. 

Aquella noche oí hablar de Dios de una manera diferente: Un Jesús sufriente que conoció el dolor; que se enfrentó al abandono; que eligió amarnos de todos modos. Escuché la historia de Mike, que se quedó sin padre y luchó durante años con la duda antes de experimentar la profundidad de la gracia de Dios. Habló con suavidad, pero con confianza, sin esperar una lealtad ciega, abierto a preguntas de todo tipo.

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Su postura me allanó el camino para volver a preguntarme: ¿Es Dios real? Durante el año siguiente, compré una Biblia y empecé a leer el Nuevo Testamento (honestamente, empecé desde la página 1 al principio, ¡pero no lo recomiendo!). El Jesús del que leí era mucho más de lo que nadie me había contado, y si -sólo SI- lo que se decía de Él era cierto, tenía el potencial de cambiarlo todo.

Y así fue. A los 17 años, me había convertido exactamente en la persona de la que me burlaba: una seguidora de Jesús. Y, sin embargo, mis propias críticas y mi orgullo no podían impedirme declarar que, de hecho, me encontraba con la gracia, el amor y la paciencia de Dios. Hice preguntas difíciles, leí innumerables libros (como Mere Christianity, The Case for Faith, The Names of Jesus), desafié a personas de fe, y descubrí que había paz, incluso en la duda. A medida que las circunstancias de mi vida se hacían más duras, me encontraba indescriptiblemente firme, como si las palabras y experiencias que tenía con Dios a través de la Biblia y de otros cristianos cambiaran los cimientos sobre los que me sostenía.

¿Tengo hoy más pruebas concretas que en quinto grado de que Dios es (o no es) real? No. Pero lo que sí tengo son años de cuestionamiento, lucha, desafío y cambio. Tengo años de gracia, paciencia y perdón. Descubrí que la libertad no se encontraba en las respuestas forzadas o en las creencias ciegas, sino en llevar a Jesús exactamente lo que yo era y lo que creía correcto. Un Jesús, que creo, es plenamente Dios, que venció a la muerte para que todos pudiéramos experimentar la vida.

Así que si te encuentras preguntándote: "¿Es Dios real?" no tengas miedo de la pregunta, sumérgete en ella y abre una puerta tras otra de posibilidades. Creo sinceramente que la Verdad estará esperando en los lugares que menos esperas.

Escrito por Liz Schauer, Directora de Marketing y Comunicaciones, Willow Creek

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