Fiel durante 1.700 millas
Jenna Brooke Carlson, escritora voluntaria, Huntley | 23 de noviembre de 2023
A los fieles te muestras fiel
a los intachables te muestras intachable,
a los puros te muestras puro,
pero a los astutos te muestras astuto.
Salmo 18:25-26
Así que no temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios.
Yo te fortaleceré y te ayudaré;
Te sostendré con mi diestra justa.
Isaías 41:10
No quería ir. A 1.700 millas de todos los que conocía. Un nuevo lugar y una nueva cultura. ¿Era ésta realmente la elección correcta para mi primer trabajo como profesora? Mientras estaba sentada en una manta aquel cálido día de verano, oí a Dios decir: "No va a ser fácil, pero tienes que ir".
Así que empaqué mi Chevy Malibu con todo lo que podía contener -que no era mucho- y me dirigí al desierto literal de Phoenix, Arizona. Además de todas las cosas habituales que se pueden encontrar en el desierto -sol, calor, tormentas de polvo, cucarachas-, allí también había un desierto figurado.
¿Has visto alguna vez una de esas increíbles películas de profesores, en las que la nueva profesora entra en una clase difícil y en 90 minutos todos los niños han cambiado por completo, la adoran y está viviendo su mejor vida? Esa no era yo. Ni siquiera cerca.
Yo era una profesora novata que se debatía en un aula con veintitantos alumnos de primer curso que necesitaban mucho más de lo que una sola persona podía darles. Pobreza. Inmigración. Encarcelamiento. Éstos eran sólo algunos de los problemas con los que lidiaban sus familias, y el peso de la pesadez llegaba a la escuela con ellos. Yo no estaba preparada para afrontarlo todo.
Pero Dios sí.
Nunca me convertí en uno de esos profesores de películas milagrosas de 90 minutos, pero sobreviví. Dios me llevó hasta allí, y fue fiel en apoyarme a lo largo del camino. Cuando sentí que no tenía a nadie a quien acudir ni nada que dar, Dios estaba allí.
Por aquel entonces, Matt Maher lanzó su canción "I Need You". En el estribillo, canta: "Señor, te necesito, oh, te necesito. Cada hora, te necesito". Yo solía cantar "Cada minuto, te necesito". No podía pasar el día sola, pero no tenía por qué.
Dios nunca se apartó de mi lado. Siempre estaba ahí para confiar en Él y me cogía cuando caía. Había planeado ir a Phoenix durante un año, pero me quedé cinco. Cuando sentí que era hora de irme, no volví a casa siendo la misma persona. Dios usó esos años difíciles para moldearme aún más en la persona que Él me ha llamado a ser.
Próximos pasos
- ¿Cómo te ha ayudado Dios a superar un momento difícil? ¿Cómo cambiaste a través de la experiencia?
- Escucha "La bondad de Dios" de Bethel Music. ¿Qué te llama la atención?