Todos estamos juntos en esto
Kristyn Berry, redactora voluntaria, Crystal Lake | 25 de julio de 2023
Así que si me consideras un compañero, acógele como me acogerías a mí. Si te ha hecho algún mal o te debe algo, cóbramelo a mí. Yo, Paul, escribo esto con mi propia mano. Te lo devolveré, por no decir que tú me lo debes a mí mismo.
Filemón 17-19
¿Ha visto alguna vez el movimiento "pagar y devolver"? ¿O de alguien que ayuda a un desconocido que no tiene suerte? Hace unos años, estaba en el supermercado y me dirigía a la caja cuando vi a una mujer que daba las gracias profusamente a otra mientras pagaba. La mujer agradecida se había olvidado la cartera en casa y no tenía otra forma de pagar. Ambas se sonreían, una mujer feliz de ayudar y otra feliz de ser ayudada en un momento de necesidad. Vi cómo la alegría se contagiaba de las dos mujeres que participaban en el intercambio a los rostros de los transeúntes que presenciaban este maravilloso acto de bondad. Recuerdo que me preguntaba cuál podría ser el impacto invisible, la bondad presenciada aquí afectando potencialmente a muchas más personas en la tienda de comestibles. Este tipo de historias son el resultado de alguien que decide sacrificarse y cuidar de otra persona como si fuera de la familia. Me gusta pensar que hay alegría en el Cielo en momentos como estos, igual que la hay en la Tierra. Igual que Jesús se sacrificó por nosotros, nosotros debemos sacrificarnos por los demás.
En Filemón, Pablo está básicamente haciendo un gigantesco pago. Al dar instrucciones a Filemón para que perdone a Onésimo por sus malas acciones, está dispuesto a pagar a Filemón la deuda que contrajo por sus acciones. No es un sacrificio pequeño por parte de Pablo. Pablo está demostrando a Filemón hasta dónde debemos considerar llegar por nuestros hermanos y hermanas en Jesús.
Si te pusieras en el lugar de Filemón, ¿cómo reaccionarías ante una carta así? Alguien a quien respetas como líder, como amigo y como compañero viene a ti con una convicción tan profunda de la necesidad de perdonar a este hermano en Cristo que está dispuesto a pagar todos los daños. Es una acción audaz y profundamente significativa. Pablo está totalmente motivado por la deuda que se pagó en su nombre en la cruz; tanto, que está dispuesto a pagar la deuda de su querido amigo. Pablo sabe que nunca podrá pagar a Jesús su sacrificio (ni tiene por qué hacerlo), pero puede vivir siguiendo su ejemplo a este lado del Cielo y animar a otros a hacer lo mismo.
Próximos pasos
Tómate un tiempo para sentarte con Dios y recordar las veces que te has sacrificado y dónde te estás sacrificando actualmente en tu vida. ¿Qué han sacrificado los demás por ti? Reza y pide fuerza y un corazón humilde para recordar que todos somos compañeros y merecemos ser tratados como iguales.
Busca formas de ser amable y generoso con alguien hoy mismo. Puede ser algo tan sencillo como invitar a tu compañero de trabajo a su café favorito, llamar a un viejo amigo para ponernos al día, ser voluntario en Willow o en una organización local sin ánimo de lucro, o compartir tu fe con un desconocido.