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El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tus ojos no están sanos, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Si entonces la luz dentro de ti es oscuridad, ¡qué grande es esa oscuridad! 

"Nadie puede servir a dos señores. O se odia a uno y se ama al otro, o se es devoto de uno y se desprecia al otro. No se puede servir a la vez a Dios y al dinero".

Mateo 6:22-24

Jesús dedicó mucho tiempo a hablar del dinero: cómo administrarlo, cómo diezmarlo, cómo ser generoso con él, etc. Pero lo que me parece interesante es que también nos advierte de que puede dominarnos. Pero lo que me parece interesante es que también nos advierte de que puede dominarnos. 

Uno de mis autores favoritos, Tony Evans, dice lo siguiente: "Pocas cosas pueden distraernos tan eficazmente como el dinero. Sin embargo, tener dinero no es el problema. El peligro es cuando el dinero te tiene y se vuelve más importante para ti que las cosas espirituales." 

¿Hasta qué punto es cierta esta afirmación? No podemos ser devotos tanto del dinero como de Dios, porque exigen posturas completamente diferentes. El atractivo del dinero puede hacernos pensar que cuanto más ganemos, mejor estaremos, lo que puede dar lugar a que el dinero nos posea. 

Pero Dios nos llama a algo diferente. Nos llama a Él. A estar en Su presencia. A estar en una postura de entrega a Él. Lo que resulta en experimentar Su plenitud. Algo que ninguna cantidad de dinero puede proporcionar.

Colosenses 3:2 dice que pongas la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Eso es cosas celestiales, cosas espirituales. Esto es importante porque nos motiva a mantener nuestros ojos en las cosas correctas. Nos ayuda a mantener nuestro enfoque en el Señor. 

Jesús nos dice en Romanos 8:14 que los hijos maduros de Dios son "movidos por los impulsos del Espíritu Santo". Pero para poder sentir estos impulsos, necesitamos mirar y escuchar a Dios-no a nuestros temores o a nuestro deseo terrenal de dinero. En su lugar, podemos confiar en las promesas de Dios para la provisión (incluso si la provisión se ve diferente de lo que nos gustaría).   

El Espíritu nos guiará al siguiente paso si se lo permitimos.

Próximos pasos 

Tómate un momento para llevarte a la presencia de Dios y pedirle a Su Espíritu Santo que te revele cualquier forma en la que puedas tener amor por el dinero. Pídele ayuda para confiar en Él y dejar que Su Espíritu te guíe en esta área.  

Profundizar

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