Malentendido

Nancy Hatcher, escritora voluntaria, South Barrington | 20 de junio de 2023


Consciente de su discusión, Jesús les preguntó: "Hombres de poca fe, ¿por qué habláis entre vosotros de que no tenéis pan? ¿No os acordáis de los cinco panes para los cinco mil, y cuántos cestos recogisteis? ¿O de los siete panes para los cuatro mil, y cuántos cestos recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no os hablaba de pan? Pero guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos". 

Mateo 16: 8-11

Hace años, un nuevo amigo y yo paseábamos cerca de los apartamentos de los matrimonios de nuestro campus universitario. Las cortinas de uno de los apartamentos estaban abiertas y nos asomamos. 

El chico con el que estaba me miró y dijo: "Algún día, quiero uno de esos". Tragué saliva y respiré hondo al ver a un niño subirse al sofá cerca de la ventana. Pensé: voy a dejar a este tío en cuanto lleguemos a clase. "¿Un niño? No me gustan mucho los niños", dije educadamente. "Oh, no me refería al niño", se rió. "Estaba admirando su pecera gigante". 

Más tarde nos casamos, y esta historia pasó a la infamia en nuestra casa como uno de los muchos malentendidos a lo largo de nuestra vida juntos.

En la escritura anterior, los discípulos entendieron mal cuando Jesús les advirtió sobre la levadura de los fariseos y saduceos. Sus mentes inmediatamente fueron al pan después de oírle decir "levadura". Así que los discípulos trataron de averiguar de dónde vendría su próxima comida, con la ironía de que Jesús había realizado el milagro de alimentar a cuatro mil unos días antes. Puedo visualizar a los discípulos empujando, pinchando y discutiendo mientras se rodean para escuchar sus palabras. Finalmente, Jesús sacude la cabeza y tal vez se ríe mientras dice: "Oh, hombres de poca fe". 

A menudo me han acusado de vivir en mi cabeza. Esto me distrae y necesito que me repitan lo que me dicen. Mi falta de concentración crea conflictos y, a veces, malentendidos. Dios sigue enseñándome fielmente diferentes maneras de mejorar mi capacidad de escuchar. 

Mantener el contacto visual con el tipo de la pecera me ayuda a concentrarme, y los largos viajes por carretera juntos propician conversaciones ininterrumpidas y fructíferas. Escuchar podcasts llenos de espíritu, leer libros y escuchar música cristiana me ayuda a salir de mi espacio mental. Por encima incluso del digno ruido de este mundo, quiero oír lo que la voz de Dios dice momento a momento, día a día, año tras año. 

Gracias, Dios, por tu guía y ayuda para ser un mejor oyente. 

Próximos pasos 

¿Tú también anhelas oír la voz de Dios con más claridad? He aquí algunas formas que me ayudan:

  • Dé prioridad a su tiempo con Él
  • Subraya, escribe en los márgenes o resalta en tu Biblia
  • Escriba sus pensamientos y oraciones
  • Escuchar música de culto

Profundizar

Coge tu copia impresa si lo hiciste ayer o tu Biblia, y marca todas las palabras repetidas y anota los contrastes.