Cuando alguien se vuelve contra ti

Dan Lovaglia, pastor del campamento, Camp Paradise | 3 de abril de 2023


De lo contrario:

“Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;

 Si tiene sed, dale algo de beber.

Al hacer esto, amontonarás brasas sobre su cabeza”.

No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien.

Romanos 12:20-21

Un amigo me traicionó hace varios años. Todavía no sé exactamente qué pasó, pero la escena se me quedó grabada en el alma. Recuerdo al instante dónde estábamos, lo que dijimos y mi total sorpresa. Nuestra amistad parecía ir en la misma dirección, y entonces, ¡zas!, quedamos para comer y se acabó. Estaba atónito. Me sentí traicionado. Me sentí profundamente herido. Y cargué con una fuerte mezcla de tristeza y rabia por esto durante demasiado tiempo.

¿Por qué siempre me sorprende la traición? Probablemente porque prefiero creer lo mejor de las personas. Esta persona no pretendía convertirse en mi enemigo ese día, pero mi corazón no sabía adónde más ir. Quería que Dios me diera luz verde para vengarme a mi manera, a mi ritmo, para mi propio beneficio. Pero ¿por qué y para qué? Nuestra antigua amistad ya no tenía fundamento. Al final, decidí quedarme de brazos cruzados y dejar el resultado final en manos de Dios.

El pasado noviembre, investigué esta misma sección de Romanos 12 y escribí el devocional "¿ Permiso para vengarse? ". En ese momento, no pensaba en la traición, pero al retomar este pasaje tan conocido, el Espíritu Santo profundizó mi comprensión. ¡Qué hermoso!

Aunque todo en mí anhela luchar contra un ofensor, es mejor dejar que el Señor sane mi corazón herido eligiendo amar y servir. Es difícil cuando ocurre una traición, pero se nos instruye a vencer la maldad humana con el bien divino. Esto puede parecer imposible, pero no lo es cuando seguimos el ejemplo de Jesús (cf. Hebreos 4:15). En lugar de vengarnos con odio, podemos confiar en la palabra de Dios en Romanos 12:20-21 y recibir lo que necesitamos para no ceder a la tentación de traicionar a quien nos traicionó.

La verdad sobre ser humano es que no se trata de si alguien se volverá contra ti o contra mí, sino de cuándo sucederá. La mayoría de las personas con las que nos encontramos, incluido mi antiguo amigo, no se despiertan con la intención de traicionar a alguien ni de convertirse en su enemigo. Pero nadie es perfecto. El dolor relacional es inevitable en ocasiones en este lado del cielo. Porque sabemos que viene, podemos empaparnos de la verdad de Dios ahora para vivirla cuando estemos de duelo por la traición.

Próximos pasos

¿Quién te ha traicionado? Escribe lo que sucedió y cómo te gustaría que Dios interviniera. Pregúntale a Dios qué pasos puedes dar para sanar tu dolor.