Oleada de oraciones
Willow Creek | 11 de mayo de 2021
Cada día, las madres están en primera línea, tratando de encontrar un equilibrio entre la multitud de preguntas que se arremolinan: ¿cuánto tiempo de pantalla es demasiado? ¿Son demasiadas actividades extraescolares? ¿Estoy siendo demasiado invasiva? ¿Cuándo puedo programar una cita nocturna con mi marido? Y la lista es interminable. Sin embargo, quizá la pregunta que más ansiedad provoca es ésta: ¿estoy siendo una buena madre?
Las madres están sometidas a una gran presión: caminan por la delgada línea que separa lo que es demasiado y lo que es demasiado poco, mientras tratan de hacer malabarismos con una docena de pelotas a la vez. Nuestras madres tienen mucho peso. Entonces, ¿cómo podemos ayudarlas? Antes de saltar y asumir necesidades, comencemos con la oración: inundemos a nuestras madres con una ola de oración.
Niños, rezad por vuestras madres. Hermanos, rezad por vuestras hermanas. Maridos, rezad por vuestras esposas.
Nuestras mamás necesitan paz continua. Aunque hay muchas cosas que suceden en el exterior, oremos por la paz interior de nuestras mamás, para que cuando se vayan a la cama por la noche, sus mentes no estén aceleradas y no estén pensando en empacar los almuerzos, en los horarios para recoger a los niños, o en los recados; oremos para que puedan encontrar paz y descanso en su lugar, sin importar las circunstancias.
Nuestras madres necesitan una fuerza monumental. La vida es agotadora por sí sola; si añadimos a los niños de cualquier edad, la energía se agota rápidamente. Oremos para que nuestras mamás encuentren una renovación de la fuerza diaria, fuerza para perseverar, permanecer consistente y amar en lo difícil.
Nuestras madres necesitan una gracia suave. Vivimos en una sociedad en la que comparamos constantemente. "¡Mira a esa mamá y todo lo que hace por sus hijos! También trabaja a tiempo completo, cocina las comidas y es voluntaria los fines de semana". Oremos para que nuestras mamás sean rápidas para darse gracia, especialmente cuando juegan el juego de la comparación. Se cometerán errores, los accidentes ocurren, y ser una supermamá no puede ser una realidad diaria. Cuando nuestras madres fallen, recemos para que encuentren la gracia de Dios, se den gracia a sí mismas y pidan gracia a los demás.
Continuemos con la energía en torno al Día de la Madre en esta próxima semana y más allá. Oremos por nuestras madres y seamos una bendición para ellas.
Mamás, os queremos y no seríamos las personas que somos hoy sin vosotras.